Serenata

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| jueves, 29 de marzo de 2018

(música de fondo para este post: "Mazúrquica Modérnica" por Violeta Parra)
 
 
Ahora que los ladros perran,
ahora que los cantos gallan,
ahora que albando la toca
las altas suenas campanan;

y que los rebuznos burran,
y que los gorjeos pájaran
y que los silbos serenan
y que los gruños marranan

y que la aurorada rosa
los extensos doros campa,
perlando líquidas viertas
cual yo lágrimo derramas

y friando de tirito
si bien el abrasa almada,
vengo a suspirar mis lanzos
ventano de tus debajas.

Tú en tanto duerma tranquiles
en tu rega camalada
ingratándote así burla
de las amas del que te ansia

¡Oh, ventánate a tu asoma!
¡Persiane un poco la abra
y suspire los recibos
que esta pobra exhale alma!

Ven, endecha las escuchas
en que mi exhala se alma
que un milicio de musicas
me flauta con su compaña,

en tinieblo de las medias
de esta madruga oscurada.
Ven y haz miradar tus brillas
a fin de angustiar mis calmas.

Esas tus arcas son cejos
con que flechando disparas.
Cupido peche mi hiero
y ante tus postras me planta.

Tus estrellos son dos ojas,
tus rosos son como labias,
tus perles son como dientas,
tu palme como una talla,

tu cisne como el de un cuello,
un garganto tu alabastra,
tus tornos hechos a brazo,
tu reinar como el de un anda.

Y por eso horo a estas vengas
a rejar junto a tus cantas
¡y a suspirar mis exhalos
ventano de tus debajas!


José Manuel Marroquín Ricaurte 

Definición

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| martes, 10 de octubre de 2017
(música de fondo para este post: "Make You Feel my Love", por Bob Dylan)

Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que lo quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me atrapó en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad.

Paul Auster, "El Palacio de la Luna".

Preocupación

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| martes, 26 de septiembre de 2017
(música de fondo para este post: "What God Wants" por Roger Waters)

Tom - dijo Douglas - prométeme algo, ¿sí?
 - Prometido, ¿qué es?
 - Eres mi hermano y te odio a veces, pero no te separes de mi, ¿eh?
 - ¿Me dejarás entonces que ande contigo y los mayores?
 - Bueno... sí... aún eso. Quiero decirte que no desaparezcas, ¿eh? No dejes que te atropelle un coche y no te caigas en algún precipicio.
 - ¡Claro que no! ¿Por quién me tomas?
 - Y si ocurre lo peor, y los dos llegamos a ser realmente viejos, de cuarenta o cuarenta y cinco años, podemos comprar una mina de oro en el Oeste, y quedarnos allí, y fumar y tener barba.
 -¡Tener barba, Dios!
 - Como te digo. No te separes y que no te pase nada.
 - Confía en mí.
 - No me preocupas tú - dijo Douglas - sino el modo como Dios gobierna el mundo.
Tom pensó un momento.
 - Bueno, Doug - dijo -, hace lo que puede.

Ray Bradbury, "El Vino del Estío"



La Realidad

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| domingo, 25 de junio de 2017



(música de fondo para este post: "I'm only Sleeping" por The Beatles)
 
La realidad no se desvanece
como se desvanecen los sueños.
Ni ruidos ni timbres
la dispersan,
ni gritos ni estruendos
la interrumpen.

Las escenas en los sueños
son equívocas y ambiguas,
y esto se puede explicar
de muy diversas maneras.
La realidad se define a sí misma,
por eso es mayor su misterio.

Para los sueños hay llaves.
La realidad se abre sola
y no se deja cerrar.
Por el resquicio se asoman
certificados y estrellas,
se derraman mariposas
y almas* de viejas planchas,
gorros sin cabeza
y cráneos de nubes.
De esto surge un acertijo
que no tiene solución.

Sin nosotros no habría sueños.
Aquél sin quien no habría realidad
no es conocido,
y el producto de su insomnio
se contagia a todo
el que despierta.

No deliran los sueños,
delira la realidad,
aunque sea por la insistencia
con que se aferra
al curso de los acontecimientos.

En los sueños aún vive
nuestro difunto reciente,
goza de buena salud,
se ve incluso más joven.
La realidad tiende ante nosotros
su cuerpo sin vida.
La realidad no retrocede ni un paso.

Los sueños son tan ligeros
que la memoria se los quita de encima fácilmente.
La realidad no tiene que temerle al olvido.
Es hueso duro de roer.
Nos trae de cabeza,
nos pesa en el alma,
se nos enreda en los pies.

No hay escapatoria,
la realidad nos acompaña en cada huida.
Y no hay estación
en nuestro itinerario
en la que no nos espere.

                                             


                                                  Wislawa Szymborska


* La barra de metal caliente que solía insertarse en las viejas planchas no eléctricas era llamada "alma" en Polonia.


 

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