Nudos

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| jueves, 29 de abril de 2010

(música de fondo para este post: "Superstition", por Stevie Wonder)

Siglos atrás, cuando yo soñaba que era un infante atroz, existían unas abominables instituciones que agrupaban niños de toda calaña bajo el oscuro nombre de "boy scouts". Entre otras cosas que nunca llegué a comprender, a los abnegados boy scouts, además de a realizar todos los días una buena acción, se les enseñaba a hacer, y convenientemente luego a deshacer, nudos de todo tipo. Algunos de mis amigos de entonces frecuentaban estas agrupaciones, y yo los veía con cierta sorpresa armar y desarmar terribles galletas con trozos mugrientos de soga para colgar la ropa. Creo que lo que no comprendía en ese momento es como eso les podía resultar divertido. Entonces, para justificarme, imaginé que lo más probable era que aquellos niños realizaban esa a simple vista inútil tarea, con un objetivo más alto, más ambicioso,y que en secreto, con paciencia de monje tibetano, habían encontrado la forma de deshacer los famosos, temibles, nudos de la panza. Yo los envidiaba entonces, ya que mi panza era habitualmente un festín para un buen boy scout. Después crecí, los nudos se hicieron ya inmensos, y perdí la fe en los conjuros y en los niños que hacen buenas acciones...

Flotar

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| miércoles, 14 de abril de 2010

(música de fondo para este post: "Come Fly with Me", por Frank Sinatra)

A unos pocos milímetros del suelo, la vida ya parece ser otra cosa. El cuerpo se aliviana, la mirada es más intensa, las pulsaciones se aceleran gozosamente, las manos parecen listas para la caricia. El aire es como una brisa de primavera, siempre. Uno va flotando así, breve, delicadamente, entre la multitud pedestre, piensa en la idea (tan difundida, tan aceptada, tan correcta) de mantener los pies sobre la tierra, y no puede dejar de sonreír. Flotar es sublime, hermoso; además no tiene contraindicaciones, y uno no gasta en zapatos. Flotadores experimentados coinciden en que lo mejor del extraño misterio de la flotación, son las causas que la producen.
No faltará quien diga que finalmente, el destino de todo el que flota es caer. Es posible que esto sea cierto. En todo caso, también debería decirse que el golpe bien habrá valido la pena (cuanto más fuerte, más sentido tendrá). Y que tal vez para cuando llegue ese momento, el buen flotador tenga ya lo suficientemente cerca a alguien que amortigue la caída, cure las heridas, y lo invite a flotar de nuevo, una vez más. No es poco, ¿no?.

Nobody, not even the rain..

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| martes, 13 de abril de 2010

(música de fondo para este post: "The Book of Love", por Peter Gabriel)
Nota: tal vez un poema sea, también, entre tantas otras cosas, una forma bella de pronunciar un nombre.

Allí donde nunca he viajado,
felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:
En tu gesto más frágil hay cosas que me envuelven
o que no puedo tocar porque están muy cerca.

Con solo mirarme me liberas
aunque yo me haya cerrado como un puño.
Siempre abres pétalo a pétalo mi ser
como la primavera abre
(tocando hábil, misteriosamente)
su primera rosa.

O si deseas cerrarme, yo y
mi vida lo haremos bella, súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosa por doquier.

Nada que podamos percibir en este mundo iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad, cuya textura
me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.

(Yo no sé que hay en ti que cierra
y abre; sólo algo en mí comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)

Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas.


e.e. cummings

Sin Amores

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| jueves, 8 de abril de 2010
(música de fondo para este post: "Everybody Hurts", por R.E.M.)

(fragmento)

Llorando el corazón, llorando tanto
que no veo el papel en que te escribo.
Aquí te voy diciendo
que ya me estoy muriendo
de tanto como vivo!

Ni tú, ni tú que con tus manos blancas
apretaste las iras en mi frente,
que tal me palpitaban
que casi se saltaban
del círculo candente;

Ni tú devuelves el calor perdido
al ser amante que en mí mismo yace.
Yo cumplo mi condena;
ésta es del vino pena:
ni muérese ni nace.

Aquello que se sueña, no se tiene
en lo que el triste humano a haber alcanza;
y para más tormento
locura es el invento
humano de esperanza.


Esperan los que viven bien hallados:
el torpe espera, espera bien el ciego:
Yo floto abandonado
en este mar helado,
sin ondas y sin fuego!

Y creo, yo sí creo, pero vive
tan lejana y tan alta mi creencia
que dejo, peregrino,
más sangre en el camino
que hay luz en mi conciencia!

El cuerpo me sacude y enamora
y pálida de amor el alma llevo;
Yo quiero, - Oh, fin de males! -
con labios nunca iguales
un beso siempre nuevo!

José Martí, "Vibra el aire y retumba" (compilación).
 

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