Ni final, Ni comienzo

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| viernes, 31 de diciembre de 2010

(música de fondo para este post: "Quien Fuera", por Silvio Rodriguez)

En todos lados hay noticias de que algo empieza a terminar.
Esto es sólo una ilusión; afuera todo es río de tiempo. Seguimos navegando por la misma corriente, aunque para vivir necesitemos el impulso un nuevo inicio de vez en cuando.
Sobre el particular, el pensador uruguayo Winston Diógenes Batista escribió "no creo que el amanecer de mañana sea diferente del anochecer de hoy, pero este champán está buenísimo.."
Ni final ni comienzo, entonces. Me siento en mi silla de nubes y veo la vida pasar. Hasta Pronto.


A Menos

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| sábado, 25 de diciembre de 2010

(música de fondo para este post: "Mandinga Abrime la Puerta", por Jorge Cafrune)
En cuestión de dineros, unos pocos tienen mucho. Tener mucho dinero no es en sí mismo objetable. Sólo que la humanidad se ha organizado de modo tal que la demasía de uno precisa, para consolidarse y crecer, de la escasez de unos cuantos. Y hete aquí que, como la acumulación no conoce saciedad, resulta que la carencia no conoce límites.
Por la concepción del mundo que supimos conseguir, aquel que no cuenta con recursos suficientes para, digamos, una mínima subsistencia, tiene innumerables dificultades para acceder a otros asuntos que también hacen a su dignidad. En otras palabras, la pobreza tiende a menos : menos oportunidades, menos derechos, menos paciencia, menos justicia, menos respeto. Y sólo en el caso de que haya algo.
Este desastre universal,
¿se debe a la ilusión de propiedad?
¿o al corazón del hombre?

El Poeta

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| miércoles, 22 de diciembre de 2010
(música de fondo para este post: "Cuando el Arte Ataque", por Luis Alberto Spinetta)

El poeta se hace vidente mediante un largo, inmenso y sistemático desarreglo de todos los sentidos. Todas las formas del amor, del sufrimiento, de la locura; busca en sí mismo todos los venenos, para guardar de ellos sólo las esencias. Inefable tortura que necesita toda la fe, toda la fuerza sobrehumana, y por la que se transforma, entre todos, en el gran enfermo, el gran criminal, el gran maldito. Y en el supremo sabio, porque alcanza lo desconocido, porque ha cultivado su alma, ya rica, más que nadie. Llega a lo desconocido, y aunque enloquecido terminara por perder la inteligencia de sus visiones, las habría tenido. ¡Que estalle en su salto hacia las cosas inauditas e innominables: otros trabajadores vendrán y empezarán por los horizontes donde él se ha desplomado!

Arthur Rimbaud
 

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