Carlos, tranquilizáte, el amor es eso que ves:
hoy se besa, mañana no se besa,
pasado mañana es domingo
y el lunes nadie sabe
qué sucederá .
Es inútil que te resistas
o incluso suicidarte.
No te mates, oh no te mates,
resérvate entero para las bodas
que nadie sabe cuándo llegarán,
si es que llegan.
El amor, Carlos, eres telúrico,
la noche pasó en ti,
y las represiones se van sublimando
allí dentro un barullo inefable,
rezos,
tocadiscos,
santos que se persignan,
avisos del mejor jabón,
barullo que nadie sabe
de qué, para qué.
Entretanto, tú caminas
melancólico y vertical.
Eres la palmera, eres el grito
que nadie oyó en el teatro
y todas las luces se apagan.
El amor en la oscuridad,
no, en la claridad,
es siempre triste,
hijo mío, Carlos,
pero no le digas nada a nadie,
nadie sabe ni sabrá.
hoy se besa, mañana no se besa,
pasado mañana es domingo
y el lunes nadie sabe
qué sucederá .
Es inútil que te resistas
o incluso suicidarte.
No te mates, oh no te mates,
resérvate entero para las bodas
que nadie sabe cuándo llegarán,
si es que llegan.
El amor, Carlos, eres telúrico,
la noche pasó en ti,
y las represiones se van sublimando
allí dentro un barullo inefable,
rezos,
tocadiscos,
santos que se persignan,
avisos del mejor jabón,
barullo que nadie sabe
de qué, para qué.
Entretanto, tú caminas
melancólico y vertical.
Eres la palmera, eres el grito
que nadie oyó en el teatro
y todas las luces se apagan.
El amor en la oscuridad,
no, en la claridad,
es siempre triste,
hijo mío, Carlos,
pero no le digas nada a nadie,
nadie sabe ni sabrá.
Carlos Drummond de Andrade