(música de fondo para este post: "Milonga del Peón de Campo", por Jairo)
Varios gauchos en la pulpería conversan sobre temas de escritura y de fonética.
El santiagueño Albarracín no sabe leer ni escribir, pero supone que la palabra trara* no puede escribirse. Crisanto Cabrera, también analfabeto, sostiene que todo lo que se habla puede ser escrito. - Pago la copa para todos - le dice el santiagueño - si escribe trara. - Se la juego - contesta Cabrera; saca el cuchillo y con la punta traza unos garabatos en el piso de tierra. De atrás se asoma el viejo Álvarez, mira el suelo y sentencia: - Clarito, trara.
*trara: trípode de hierro para la pava del mate.
Luis Antuñano, Cincuenta años en Gorsch. Medio siglo en campos de Buenos Aires (Olavarría, 1911)
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