Un Experimento

| domingo, 21 de marzo de 2010

(música de fondo para este post: 4' 33'', de John Cage )

Las filosofías posmodernas encuentran en el atonalismo uno de sus antecedentes. (...). Si la temporalidad posmoderna va a proponer no una linealidad, sino una discontinuidad, el dodecafonismo le viene como anillo al dedo. Schoenberg, el creador del dodecafonismo, proponía un sistema que tocara las 12 notas antes de volver a tocar alguna de ellas. El atonalismo, la música serial, están en esta búsqueda.(...)
Si uno toma una melodía de Tchaikovsky, supongamos cualquiera del "El Lago de los cisnes", bello ballet sin duda, encuentra en ella una linealidad tonal. La melodía podría incluso dibujarse. Pero ha sido posible porque ha vuelto a recurrir a ciertos tonos antes de tocarlos todos. (...) Es la tonalidad la que se pone al servicio del melodista. No hay quiebres. No hay discontinuidades. Con el atonalismo o el serialismo la continuidad necesariamente se quiebra, se triza, se fragmentariza.(...)
El caso extremo de ruptura de la linealidad es la no linealidad , la nada sonora de la obra de John Cage 4' 33''. Un pianista se sienta al piano y durante cuatro minutos y treinta y tres segundos no toca nada. Se levanta, saluda y se va. La sala aplaude. Como experimento es, sin duda, genial. Cage aducirá que el contenido de su obra está en los sonidos de la sala: toses, estornudos o, por qué no, flatulencias.

José Pablo Feinmann, "La filosofía y el barro de la historia"

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